Un glorioso y emocionante retorno.
Pocos regresos recuerdo tan inesperados e inspirados como este Glorious Sunset, el nuevo trabajo de Hundred Reasons. Los británicos lo dejaron después de su cuarto trabajo, Quick The Word, Sharp The Action, en el lejano 2007, y solo volvieron a juntarse para hacer una gira por el Reino Unido hace más de 10 años.
Aquellas fechas ponían la guinda a una carrera tan meteórica como intachable: mejor banda emergente de 2001 y mejor disco del 2002 según Kerrang e incontables apariciones en lo más alto de las listas británicas. En esa gira nostálgica colgaron el cartel de ‘no hay entradas’ prácticamente cada noche y eso demostró hasta qué punto fueron una banda importante en esa ‘cruzada brit’ contra el poderío de EEUU en materia post hardcore con At the Drive-In a la cabeza. Sin ser muy conscientes de ello, Hundred Reasons formaban parte de una generación irrepetible junto a Reuben, Hell Is For Heroes, Oceansize y Biffy Clyro, por citar solo los más conocidos.
Los años pasan y pesan, y solo Biffy Clyro perduraron y consiguieron subir varios peldaños más erigiéndose en una banda de estadios de talla internacional. Dudo mucho que estos cuatro viejos amigos del sur de Londres busquen algo parecido con este retorno discográfico auspiciado por el sello independiente SO Recordings (Enter Shikari, Placebo), pero un trabajo tan redondo merece recompensa.
Glorious Sunset empieza de maravilla con unas sutiles programaciones en el tema que da nombre al disco y en cuanto entra la voz de Colin Doran sabes que son ellos. Tenían uno de los mejores frontmans de su generación, inconfundible, incombustible, y en este primer corte ya dejan claro que siguen teniéndolo. La palabra emocionante se queda corta para describir una canción en la que el cantante recuerda la lucha contra el cáncer de su madre, cuatro años de “dolor sin fin”, dice. El glorioso atardecer llegó cuando ella pudo descansar.
Todavía con la piel de gallina disparan la efectiva ‘New Glasses’ y ‘It Suits You’, un trallazo 100% Hundred Reasons con una letra optimista. En este punto es justo destacar el aporte del guitarrista Larry Hibbit, pero sobre todo su buen hacer en el estudio. Este músico convertido en reputado productor (ha trabajado con Nothing but thieves, Marmozets y Don Broco, entre otros) ya se encargó de los dos últimos, pero su trabajo brilla especialmente en este quinto largo.
’Replicate’, que arranca con un piano digno de Something Corporate, contiene uno de los estribillos más bonitos del álbum, mientras ‘Done’ y ‘Right There With You’ te tocan la fibra de otra manera, con un tono más oscuro. Son todas ellas confesiones dignas de unos emo kids que han madurado, han vivido mucho más y siguen cuestionándose sus sentimientos.
Tras un corte digamos experimental, ’Insultiment’, la banda que completan Andy Gilmour y Andy Bews al bajo y batería respectivamente remata el disco con un trío de ases ganador. Una guitarra crujiente, un ritmo de batería juguetón y unas armonías vocales irresistibles -esos ‘uh uh uhs‘- hacen de ‘So, So Soon’ mi canción favorita del disco, una sentida pieza dedicada al hijo de Doran, de 7 años. Le sigue la estupenda e irresistible ‘The Old School Way’ y no puedo evitar pensar en la archiconocida ‘The Middle’ de Jimmy Eat World, una banda con la que compartieron cartel en su primera etapa y sin duda un buen espejo en el que mirarse.
‘Wave Form’ va de despedidas, como el corte inicial, aunque desde la perspectiva del qué más podría haber hecho, del tiempo perdido. Otra joyita de rock alternativo marca de la casa, entre la rabia y la melancolía, para cerrar el glorioso retorno de unas leyendas del brit rock.
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