Jacobo Serra - Doce / Canción a Canción - CrazyMinds

2023-02-27 15:31:27 By : Ms. Carolyn Hsu

Hay discos que reflejan a la perfección el inmenso trabajo que hay detrás y el momento vital en el que fueron concebidos. Doce, el nuevo álbum de Jacobo Serra, está en esta categoría. Su autor ha creado una obra conceptual repleta de simbolismo, con un aire existencial e introspectivo del que resulta difícil mantenerse ajeno ante todo lo que nos pretende transmitir.

Doce son las canciones que componen el álbum, una por cada mes del año y cada una de ellas refleja un estado vital relacionado con la estación del año de la que se nutre. Musicalmente, Jacobo Serra ha dotado a sus nuevas composiciones de una instrumentación que las envuelve en un halo de banda sonora y que enfatizan la idea del disco, con todo el dramatismo que la realidad de nuestros días lleva implícita.

Este es un álbum de catarsis, donde el plano emocional y lo retratado en cada una de las canciones hace más fuerte a su autor. Ante la publicación de un trabajo tan sumamente personal y con el enorme peso conceptual que tiene, nadie mejor que el propio Jacobo para acercarnos a cada uno de los temas que forman parte de Doce.

Doce es un viaje en busca de lo imposible. Un recorrido hacia la introspección en el que he intentado reflexionar sobre el devenir de toda una vida, ayudándome de las estaciones. Cada canción es un mes del año.

El LP se ha publicado el 17 de febrero (Warner Music Spain), desde junio se han ido publicando los singles mes a mes.

La parte orquestal, en Parr Street Studios (Liverpool, UK). El resto en Madrid, fundamentalmente en mi estudio, en casa, donde también he producido el disco. La mezcla y el máster en Abbey Road (London, UK).

Yo diría que es un disco muy dramático, muy teatral, es una película de mi vida, y de las muchas vidas que me gustaría vivir… Me he valido mucho de las herramientas dramáticas del teatro para contar mi historia. Me atraía mucho la idea de concebir la historia que quería contar en clave de tragedia griega; ese concepto clásico del viaje como metáfora del camino a la transformación.

Es difícil definir mi propia música, pero diría que Doce tiene influencias del Hollywood de los años cincuenta, del gran musical de Cole Porter o de los Beatles más experimentales de la era Sgt. Peppers. Pero también con ecos de la música electrónica ambiental más contemporánea y con evocaciones a los crescendos más épicos de la ópera italiana.

Ha sido una grabación llena de momentos surrealistas. Podría escribir un libro… Me viene a la cabeza una menos dramática: cuando estaba grabando un piano en el estudio de Liverpool (decidí grabar con un piano de pared que tenían medio abandonado en una de las salas más pequeñas del estudio…), en mitad de la grabación, se me calló un papel al suelo y al agacharme a por él, levanté la cabeza y vi que alguien había escrito a mano en el piano «Chris Martin was here». Me levanté y le pregunté al ingeniero: «Oye, ¿has visto eso de Chris Martin?…¿Chris Martin was here?» a lo que me contestó con mucha normalidad: «!Ah! Sí, eso lo escribió el cantante de Coldplay cuando estaban grabando «Parachutes», lo grabaron en esta sala, con ese piano grabó «Trouble»».

Espero que este disco me lleve por muchos escenarios y ciudades preciosas. Por ahora solo puedo adelantar un par de fechas que ya se han hecho públicas: 16 abril en el ciclo de conciertos que se celebra en Cuevas de Sant Josep, en Castellón. Y en el Cooltural Fest de Almería en Agosto… Los formatos serán diversos, desde el minimalismo más extremo a la aproximación orquestal.

Empieza con la llamada del invierno a tu puerta, con la despedida, con la pérdida, con la muerte… En realidad la historia comienza por el final, me parecía muy interesante comenzar el relato desde el fin para emprender entonces un viaje al origen. Muchas veces uno debe volver al principio para poder emprender el camino a la transformación.

Es una obra especial, compleja, trágica, es tal vez la canción del disco que más me emociona cantar. Me imaginaba una especie de carta de despedida escrita por alguien que se está yendo…

Un título con mucha carga filosófica y que hace sentir la ansiedad fruto de la pérdida, pero con la esperanza de quien acepta su propio destino: El lema de Marzo [«Ya no temo al miedo»], es toda una declaración de intenciones para mí.

Abro el diafragma de mi cámara para dejar entrar más luz en escena. Se puede apreciar mi gusto por la música clásica narrativa: la introducción es una clara evocación al deshielo en la montaña, al auge de la primavera que llama a la puerta. Es como si la paleta de color sonoro cambiara en este corte del disco. Es otra estación: [«Abriste la puerta y la tierra tembló / No volverá a amanecer / Ya no la volverás a ver»]

La canción trata sobre la valentía de desear vivir eternamente, de vivir la vida que quieres vivir. En definitiva, ¿qué estamos dispuestos a soportar y, en definitiva, a sacrificar? Me pregunto si la vida que estoy viviendo merecería ser vivida una y otra vez…

anuncia el fin de una primavera lluviosa pero muy emocionante, dando paso a un ritmo trepidante en el que los arreglos coquetean con un contrapunto casi barroco y donde las cajas de ritmos vislumbran nuevos universos musicales; Año cero es para mí una oda al resurgimiento, es volver a nacer

Mis inquietudes y dudas sobre las vicisitudes de la vida moderna y que acabará en una fiesta de verano en clave de bigband.

Es un sueño plagado de memorias borrosas y nostálgicas durante una noche de verano. Me imaginaba esta canción como a modo de intermisión. Es una nostálgica y lluviosa melodía que me devuelve al pasado, para darme cuenta de que quizás no sea siempre cierto aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor [«Hoy mi dolor se va / ya no volverá / Me voy lejos de aquí / Arde el final»]

Es una oda a la muerte de la belleza, del amor. A un mundo en declive, enfermo. A la fragilidad de la vida.

Trata de la aceptación de lo cambiante, del devenir, del paso del tiempo y de sus consecuencias… La idea de arrojar la pena al fuego me parecía una imagen muy poética y sanadora.

Una canción concebida en clave de nana. Quizás la más minimalista del disco, en la que me ayudo del desamor para hablar de otras muchas cosas.

Una canción llena de simbología. Un fin que dejará abierta la puerta al optimismo y al afán de superación…

Me siento tan afortunado por haber podido hacer este trabajo, un disco que llevaba soñando desde niño, de haber llegado al final de un viaje tan accidentado como placentero, de una obra hercúlea… que ya no puedo esperar nada más. En el momento en el cual salí de Abbey Road con el LP terminado, en mis manos, respiré y pensé que a partir de ese momento, todo lo que viniera, sería un regalo. Y así me siento.